14 de Agosto de 2013 - Llegada a India.

Tras partir de Barcelona el día 13 de agosto a las 6.00h, hacer escala en Istambul, visitar la mezquita azul (tapada hasta las cejas literalmente) y comer un sabroso durüm, hemos llegado a Bombay a las 5.45h del día 14 de agosto.

Son las 9.15h, así que llevo en tierras hindus 3 horas y 45 minutos, tiempo suficiente para tener una experiencia a recordar; aunque al decir verdad, me ha bastado una hora y media para darme cuenta de que el ritmo aquí es pausado, que el tiempo es relativo y que el azar juega un papel fundamental. Más vale bajar las pulsaciones, tirar el reloj y dejarse llevar por esta marea tan pausada e imprevisible.

Dicho esto, debo destacar que a esta hora debería estar aterrizando en Madras (Chenai), y sin embargo sigo en un café del aeropuerto de Bombay escribiendo lo ocurrido.

El vuelo de Istambul dirección a Bombay, salió con una hora y media de retraso. El motivo no era por ninguna avería, ni por causas meteorológicas, simplemente el avión que procedía de India llegaba tarde. Al conocer la noticia empezamos a preocuparnos por no llegar a enlazar con el avión contratado que teníamos tras este. De nada sirvió pensar que hacer.

Tras seis horas de vuelo aterrizamos en Bombay a las seis menos cuarto de la mañana, una hora y veinte más tarde de lo previsto, esto nos daba un margen de apenas una hora para realizar el enlace. Es en este momento cuando empieza nuestra odisea particular, cuando India empezó a entrar en nuestras vidas.

Corriendo por los pasillos con la  cámara de fotos colgando hasta llegar al control de inmigración.... De nada había servido nuestra carrera, había una cola inmensa! Y no solo eso, sino que gran parte de viajeros que habíamos ido sorteando como si de una carrera de obstáculos se tratase, habían decidido colarse sin reparo alguno. Primer intento fallido.

Tras pasar el control, con el visado en mano y las mochilas a cuesta, volvemos a acelerar hasta llegar a un paso de entrada con escaneo de equipaje. Esta entrada no tendría nada de peculiar si no fuera por el hecho de que sus dos trabajadores estaban en unas sillas sentados, hablando tranquilamente con otros compañeros, viendo como se formaba una cola para poder acceder. Supongo que una vez dieron por finalizada la conversación, que a mi se me hizo eterna, decidieron levantarse para dejar que siguiéramos nuestra ruta. Nos solicitaron copia del correo de la compra del billete que miraron con esmero aunque estoy segura de que no leyeron ni una sola palabra, y pasaron las mochilas por el escáner sin mirar la pantalla donde enseñaba todas las pertenencias que llevábamos. Segundo intento fallido.

Subimos al autobús que nos llevaba hasta la terminal donde debíamos hacer el check-in de nuestro vuelo al sud-este de India, Madras. Durante el trayecto en bus pude observar como cientos de chabolas se aglomeran justo donde acaba la frontera del aeropuerto, sin dejar ni un centímetro de separación. Apenas se podía distinguir entre una chabola y otra entre tanta multitud de objetos y plásticos y  tampoco vi a ningún residente, supongo que dada la hora que era seria normal que todos estuvieran tranquilamente durmiendo.

Una vez en la terminal de vuelos domésticos, volvemos a hacer el último esprint dirigidos por las indicaciones de un personal de seguridad. Al llegar al mostrador, nos atiende la chica de la compañía aérea. Mirando el reloj nos avisa de que llegamos un tanto tarde, algo que sin duda ya sabíamos, y pese a que las palabras nos desanimaron un poco, observábamos que hacia un par de llamadas, colocaba la mochila que facturamos sobre la cinta y seguía gestionando en su pantalla. Suena el teléfono del mostrador que es capturado por el compañero de la chica. El destino (intentando vestirlo con la parte positiva y porque desconozco el nombre de la persona de al otro lado del teléfono) quiso que justo ese vuelo que cogíamos no fuera con retraso, así que el embarque había sido cerrado apenas 5 minutos antes. This fly is closed. Tercer intento fallido. Jaque mate.

Hemos perdido el vuelo. Si. Pero mirando el lado positivo India ya ha empezado a bajar el ritmo de mi reloj, me ha invitado a sentarme tranquilamente durante tres horas en una mesita con un cofee whith milk y junto a Martí (que aprovecha para dormir, lo que no ha podido hacer durante el vuelo).

Por suerte con 80€ menos en mi cuenta de ahorros, unas cuatro horas mas tarde de lo previsto y un vaso de paciencia sobre nosotros, llegaremos a nuestro destino de "inicio de viaje" esta tarde. No obstante y tal y como he podido observar el "inicio de viaje" que India tenia preparado para mi no ha sido el planificado, India quiso que mi viaje empezara antes, justo en el momento que el avión aterrizó en Bombay.

Ahora, sin planes fijos y con unas ganas inmensas de conocer, proseguimos nuestro camino, caminando tranquilamente, sin prisas pero sin pausa.



1 comentario:

  1. qui és la índia?
    o és a la índia amb en Martí
    (hahaha)

    espero veure més fotillas...

    ResponderEliminar